MoSCoW: La brújula para priorizar en tus diseños

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Todos estamos de acuerdo: el diseño importa. No solo hablamos de la estética, que debe ser impecable, sino también de la usabilidad y la accesibilidad. Pero seamos sinceros, ¿de qué sirve un diseño espectacular si la funcionalidad que estás construyendo no es la correcta? Para asegurarnos de que estamos priorizando bien en nuestro diseño, utilizaremos el método MoSCoW.

La tarea de priorizar a menudo recae en los product owners y managers, pero como diseñadores de producto, tenemos voz en este tema. En este artículo, vamos a explorar el método MoSCoW, una herramienta  para priorizar funcionalidades de manera efectiva.

¿Qué es el método MoSCoW y por qué debería importarte?

Priorizar puede ser un dolor de cabeza. Todos los involucrados en un proyecto tienen su propia agenda: el equipo de desarrollo quiere hacer A primero porque es más fácil, un stakeholder prefiere B, y tú como diseñador prefieres C porque mantiene la consistencia del user journey.

Aquí es donde entra en juego el método MoSCoW. Este sistema, cuyo nombre suena a la capital rusa pero es un acrónimo, te permite priorizar iniciativas (funcionalidades, tareas, etc.) según su importancia. La idea es simple: categorizar lo que debes hacer ahora, lo que podrías hacer luego, lo que estaría bien tener y lo que, de momento, no es necesario.

Las 4 categorías de MoSCoW

  1. Must-have

    Estas son las funcionalidades que tu producto no puede ignorar. Son imprescindibles, no negociables, y sin ellas, el proyecto simplemente no tiene sentido. Piensa en ellas como el esqueleto de tu producto. Si estás diseñando una aplicación para compartir ubicaciones, la funcionalidad de compartir la ubicación es un must-have. Sin ella, ¿qué sentido tiene la app?

  2. Should-have

    Estas son las funcionalidades que sería genial tener, pero que si no se implementan, no causarán un desastre. Aquí entran las optimizaciones y pequeños arreglos que, aunque importantes, pueden esperar su turno. Imagina que estás diseñando una funcionalidad que mejora la velocidad de carga de tu aplicación: es crucial, pero el producto puede vivir sin ella por un tiempo.

  3. Could-have

    Aquí es donde empezamos a hablar de los «nice to have». Estas son las funcionalidades que sumarían puntos, pero no son esenciales para el éxito inmediato del proyecto. Es el cajón de sastre donde van a parar esas ideas brillantes que no tienen espacio en el diseño actual y que, con un poco de mala suerte, podrían quedarse en el backlog por un buen tiempo.

  4. Won’t have (for now)

    Esta categoría es el descanso de todo equipo de diseño: funcionalidades que, por el momento, no tienen cabida en el proyecto. Ya sea por falta de tiempo, recursos o porque simplemente no alinean con los objetivos actuales, estas ideas se archivan, aunque no necesariamente para siempre.

Complementos para mejorar MoSCoW: Porque no todo es blanco o negro

El método MoSCoW es útil, pero no es la panacea. Para maximizar su efectividad, debes combinarlo con algún sistema de scoring que te permita evaluar no solo la importancia de una funcionalidad, sino también el tamaño y el esfuerzo que requerirá implementarla. Aquí es donde herramientas como el tallaje de camisetas (estimaciones como S, M, L) o los ejes cartesianos que miden valor vs. complejidad pueden ser extremadamente útiles.

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¿Es MoSCoW el método definitivo?

Como todo en la vida, MoSCoW tiene sus pros y sus contras. Lo importante es encontrar el método de priorización que mejor se ajuste a tus necesidades y circunstancias. Esta semana, MoSCoW ha sido mi herramienta estrella, pero quién sabe si la próxima necesitaré algo diferente para un proyecto más complejo.

Si te interesa profundizar en este fascinante mundo, déjame un comentario o contacta conmigo por aquí

Prometo que lo priorizaré… usando MoSCoW, claro.

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